Luis Miguel Aragón
*Morena busca candidato(a) en Los Cabos
En Morena no han dado con el o la candidata que les asegure el triunfo en el municipio de Los Cabos. Lo digo porque esa candidatura se la han prometido hasta al más chapulín de los políticos.
Se la ofrecieron a Eda Palacios, una persona que sí ha demostrado trabajo, tiene buen clic con la gente y una comunicación fluida tanto con quienes toman decisiones como con la población. Un punto en contra: ya fue candidata de Acción Nacional.
Sin embargo, Eda Palacios ya fue regidora y diputada local; conoce bien el tema del agua, uno de los principales problemas que aquejan a Los Cabos. Pero parece estar más cercana al grupo de Homero Davis que al de Milena Quiroga, y ahí fue donde se torció la puerca el rabo.
Daniel Torres Mendoza, fundador de Morena en Los Cabos, convencido y hasta enamorado del proyecto de la Cuarta Transformación, conoce el territorio como pocos. Si alguien se ha empolvado los zapatos y gastado la suela, es él. Daniel ha sido peón, alfil, torre y caballo; su pecado fue manifestar su sentir y criticar situaciones dentro del movimiento que no construían. Aun así, sigue fiel: ahí estará para apoyar la causa. Daniel simpatiza con el proyecto de Milena Quiroga.
Otro que ha levantado la mano es el diputado Sergio Huerta Leggs, quien no carga con negativos, ha trabajado en tierra durante varios años y, sobra decirlo, es sobrino del profesor Óscar Leggs. Esto, en automático, le genera enemigos políticos, pero también le suma cuotas importantes a su proyecto.
Carlos Castro también está formado en esa fila. Trae un recorrido en áreas relevantes de la administración municipal y ya fue diputado local, aunque parece no convencer del todo a quienes toman las decisiones. Sin embargo, sigue siendo una pieza de ese tablero.
No se debe descartar al Oficial Mayor, Carlos Alberto Beltrán Olmeda, un funcionario que permaneció en su puesto aun con el cambio de grupos en la Alcaldía cabeña. Beltrán le sabe a la chamba y resuelve, es bien visto y recomendado por todos los sectores.
Mientras tanto, la diputada local Cristina Contreras Rebollo, se mueve con rapidez para alcanzar a quienes le llevan ventaja en la carrera por la candidatura de Morena en Los Cabos. Cristina es licenciada en Administración de Empresas y pertenece al Consejo Nacional Mexicano de Pueblos Originarios, Comunidades Indígenas y Afromexicanos.
Es indispensable mencionar al Mil Máscaras de la política cabeña, el doctor Ernesto Ibarra, a quien no le fue muy bien en su más reciente aparición, muy sonriente bajo las siglas de Morena como aspirante a la Alcaldía del municipio más importante del país. Al mencionado galeno ya lo sentaron en la aduana de ese partido, y parece que no le darán la visa.
Quién tiene años con la aspiración permanente de ser Alcalde en el sur, es el abogado y empresario, Alejandro Rojas Tirado, quién en fecha reciente estuvo trabajando arduamente en el equipo de Lenia Batres. Y ahora grita a los cuatro vientos que trabaja en Los Cabos para el proyecto de Milena Quiroga. Conoce el territorio, tiene acercamiento con la gente de a pie, pero, al igual que el Galeno antes mencionado a saltado de un proyecto a otro.
Y ya fuera de Morena, en el Partido del Trabajo, quien encabeza la lista es la diputada Gabriela Montoya, que lleva más de tres años trabajando para encabezar esa candidatura.
Y quien pide que no lo den por muerto es el diputado federal Luis Armando Díaz, quien ya se sentó en esa silla, hizo lo que tenía que hacer, pero tampoco fue aquel gran administrador como para que los cabeños estén pidiendo su regreso.
Todo indica que el PT se la jugará con sus propios candidatos. Ya veremos qué le dicen al dueño de la franquicia, el profesor, Alberto Anaya.
Ambién sabemos que más de tres regidores del cabildo cabeño brican, se toman fotos por doquier, saludan a todo mundo y se sienten listos para ocupar la candidatura a la silla del edil, aunque la realidad es que están muy verdes.
Ya veremos quién más se suma esta lista; la moneda sigue en el aire, y acá abajo hay patadas, pellizcos, zancadillas y traiciones.
Y como diría un viejo operador político: en Los Cabos todos se sienten listos para gobernar, pero pocos están listos para ganar.
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