4 de noviembre de 2025

Factor Político / El asesinato de Manzo y la olla de presión nacional

Luis Miguel Aragón

*El asesinato de Manzo y la olla de presión nacional

El artero asesinato de Carlos Alberto Manzo Rodríguez, exalcalde de Uruapan, Michoacán, ocurrido el 1 de noviembre en pleno Festival de las Velas —uno de los eventos culturales más importantes del Día de Muertos— no solo sacudió a Michoacán, sino que volvió a desnudar la crudeza del México real: el México donde matar políticos, periodistas, activistas y empresarios se volvió rutina; el México donde el crimen organizado manda.

Carlos Manzo, “El del Sombrero”, no era perfecto ni pretendía serlo. Pero sí tuvo algo que hoy escasea en la vida pública del país: dignidad y valor. Alzó la voz. Denunció. Advirtió. Suplicó refuerzos federales para su municipio. Señaló lo obvio: que la presencia de cárteles en Michoacán no era una teoría conspirativa, sino una realidad que asfixiaba a productores, comerciantes, trabajadores y familias enteras.

Michoacán, líder nacional en producción de aguacate, limón y fresa, está hoy secuestrado por al menos doce cárteles. No es un secreto. No es nuevo. Lo sabe el gobierno, lo sabe la población y lo sabe el mundo. Lo único que faltaba era que a alguien que se negó a coexistir con la delincuencia lo silenciaran a balazos frente a todos.

Y así ocurrió.

Manzo fue diputado federal por Morena. Luego lo quisieron marginar. No pudieron. Ganó la alcaldía como independiente con más del 60% de los votos, porque la gente confió en alguien que no se arrodilló. Hoy esa misma gente ve su nombre convertido en estadística. Una más. Una menos. Igual que tantos otros en este país donde la valentía se paga con la vida y la cobardía con cargos y aplausos oficiales.

Este crimen puede ser la chispa que destape la olla de presión que es México: un país al límite por tanto abuso, impunidad y capitulación ante quienes extorsionan, amenazan, desaparecen, cobran piso y asesinan a plena luz del día.

¿Qué va a pasar en Uruapan?
Si la historia sirve de referencia, lo de siempre: nada.
Comunicados. Guardias de honor. Tweets con moños negros. Y vuelta a la rutina de muerte.

Y mientras tanto, dos niños quedan huérfanos. El país pierde a uno de los pocos funcionarios que decidió enfrentar al monstruo en lugar de pactar con él. Y nosotros, como sociedad, seguimos tragando la normalización del horror.

Texto y Contexto…


Milena Quiroga, cuestiona por qué no puede estar en otros municipios cuando debería estar resolviendo los problemas del municipio de La Paz. Si siempre lo ha hecho. “Pues qué cabrones”, dijo.
Lo que es verdaderamente cabrón, alcaldesa, es que la clase política crea que la impunidad es un derecho adquirido y la ciudadanía una molestia.

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