7 de diciembre de 2025

VÍCTOR CASTRO, CRÓNICA DE UN ENCUENTRO ANUNCIADO

Luis Miguel Aragón 

*Víctor Castro, crónica de un encuentro anunciado

La tarde caía calurosa sobre la plaza José Antonio Mijares, pero el ambiente ya hervía desde antes de las seis. La invitación marcaba a las 6 en punto, pero la gente había llegado mucho antes. A las 5:45, la plaza era un tapiz de camisetas blancas y rojas, josefinos y sanluqueños acomodándose como podían entre las sillas, conversando, saludándose, aguardando al “Profe” como quien espera a un viejo conocido que promete buenas noticias.

A las seis en punto, desde las oficinas del Ayuntamiento de Los Cabos, apareció el gobernador Víctor Manuel Castro Cosío. Traje azul, camisa blanca, caminar sereno. Lo escoltaban algunos funcionarios y el profesor Alberto Anaya, presidente nacional del Partido del Trabajo. Apenas asomó, el murmullo se convirtió en estruendo: porras improvisadas, aplausos que crecían como ola y algún grito que rompía la formalidad del acto.

El gobernador avanzó entre un mar de sillas agotadas y ocupadas. El sonido del micrófono,  anunciaba su llegada, mientras la gente se acomodaba para verlo mejor. Antes de que tomara la palabra, los altavoces presentaron a la Orquesta En Marcha, niños y niñas que sostuvieron con disciplina y talento tres melodías del dominio público. Por unos minutos, la plaza dejó de ser escenario político para convertirse en una sala de concierto improvisada.

Luego, el momento esperado. Castro Cosío subió a la tribuna y, apenas tomó el micrófono, la plaza pareció aquietarse. El gobernador se hizo del espacio con naturalidad y, antes de cualquier cifra, dedicó palabras cálidas a las y los pequeños músicos, deseándoles un futuro exitoso.

Después vinieron los agradecimientos: legisladores federales, autoridades locales, al alcalde anfitrión. Era el protocolo acostumbrado, pero la gente escuchaba con el mismo ánimo con el que había llegado: expectante.

Al entrar a los temas sustantivos, inició con salud. Anunció la construcción del Hospital Regional del IMSS en San José del Cabo, una obra monumental de más de 4 mil millones de pesos, y adelantó que para 2026 se edificará otro hospital. El calor no cedía, pero la atención tampoco. Ya en vivienda, dijo que se invertirían 337 millones de pesos para vivienda progresiva; más de uno asintió como si esa cifra pudiera convertirse en esperanza concreta.

La noche avanzaba sin que el ánimo decayera. En educación, el gobernador enumeró más de mil millones de pesos ejercidos en 135 acciones de equipamiento y mil 335 obras, entre ellas nuevas sedes de la UABCS. Cada tanto, salían porras desde distintos puntos de la plaza, como si compitieran por ver quién hacía más ruido.

Luego tocaron turno la infraestructura, el empleo, la seguridad y el turismo. Era un desfile de datos y compromisos, y la plaza oscilaba entre el silencio atento y las explosiones de apoyo. El cielo, ya oscuro, fue el telón de fondo cuando el mandatario comenzó a cerrar su discurso.

Antes de despedirse, el gobernador, tomó un tono más reflexivo: reconoció los retos, especialmente el del agua, un tema que la gente recibe con el peso de la vida cotidiana. Aun así, aseguró que el compromiso es mayor que los desafíos. La plaza respondió con aplausos que, por un momento, parecieron unir a todos en una misma expectativa.

Y así terminó el encuentro: con la noche encima, las luces cálidas de la plaza encendidas y el eco de promesas que seguirán resonando, al menos hasta el próximo informe.

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